Hay un mapache en la papelera

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Es normal que cuando vas a un país desconocido, tienes 14 años y no estás acostumbrado a vivir entre fauna salvaje, una de las cosas que más te llamen la atención al leer información sobre el campamento al que vas es esta: en Canadá, hay mapaches.

Del grupo de 7, todos sin excepción habíamos reparado en esa pequeña nota que decía “cuidado con tener comida en las tiendas de campaña, los mapaches podrían entrar (y atacar) para llevársela”. ¡Sí, claro! Todo el mundo sabe que eso lo dicen para que no te lleves más chocolatinas de la cuenta, y no sustituyas la comida de la cantina por un montón de azúcar. En los campamentos ¡no hay animales salvajes!

Bastó una sola tarde en Montreal para aprender de golpe que si en Canadá tienen precaución con estos animalitos, es por algo.

Paseo vespertino por el parque Mont-Royal, corazón de la ciudad, que lleva a un mirador con unas vistas estupendas de su skyline. El camino de subida atraviesa un bosque, con tramos más o menos frondosos, pero bastante urbanizado, con un camino delimitado, papeleras y fuentes.

Quizá por la novedad de todo alrededor, íbamos con los ojos super abiertos, atentos a cualquier detalle que pudiéramos retener en la memoria. De repente, algo llamó mi atención a un borde del camino: la papelera se estaba moviendo. Di una alerta leve: “Chicos, ¡hay algo en la papelera!”. Temerarios de más, en vez de seguir hacia delante, nos acercamos al objeto “inanimado”, y cuando estábamos a apenas un metro, dimos un respingo y todos exclamamos a la vez “¡¡HAY UN MAPACHE EN LA PAPELERA!!”.

El bufido del animal sirvió para que avanzáramos los siguientes 50 metros corriendo y sin mirar atrás. Hicimos bien, pues el mapache no tenía mucha cara de querer ser amigos… En seguida nos dio un ataque de risa, por haber sobrevivido a nuestro primer asalto en la ciudad. Y lo más importante, aprendimos la lección: podemos afirmar orgullosos que ninguna de nuestras tiendas sufrió el ataque de los mapaches campistas :D

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